A PLENO PULMÓN, Por Federico Henríquez Gratereaux
El canciller Andrés Navarro ha llamado al embajador haitiano ante la OEA «difamador y mentiroso». Los diplomáticos de todos los tiempos han sido expertos en «dorar las píldoras», en utilizar eufemismos para no mencionar las cosas por sus nombres. En este caso, Andrés Navarro se aparta de la «ortodoxia» diplomática europea, al afirmar: «las palabras que ha dicho el embajador de Haití han sido palabras de irrespeto total a la República Dominicana».
Agregó que la intervención de Bocchit Edmond en el organismo regional fue un discurso «cargado de irresponsabilidad». Soy radicalmente enemigo del uso de groserías y «frases descompuestas»; pero debo reconocer que hay ocasiones en que las «las palabras fuertes» son el remedio más eficiente.
Cuando el secretario general de la Organización de Naciones Unidas estuvo en la República Dominicana, fue recibido en el Congreso Nacional. Pronunció allí unas «palabras impropias», el día del aniversario de la fundación de la sociedad secreta «La Trinitaria», instrumento político de nuestra independencia. En aquella ocasión escribí en esta columna que el señor Ban Ki-moon debió ser abucheado por nuestros legisladores. La única persona que respondió con algo adecuado y decoroso, fue el señor Reinaldo Pared Pérez.
Las normas protocolares y las buenas maneras no deben transgredirse, excepto cuando muchas vejaciones hacen «inservibles» las reglas de urbanidad. Los haitianos han traspasado, no digamos todas las fronteras, que es cosa visible, sino todos los límites.
Yo aplaudo que «las caretas políticas» de los haitianos queden expuestas a la vista de todos; y aplaudo más que los dominicanos, hartos de recibir todos los golpes, respondan con vigor. Espero que la firmeza verbal esté acompañada de voluntad política para mantener resoluciones permanentes; y que no sintamos miedo frente a los representantes de Human Rights Watch y Amnistía Internacional.
Los países de Caricom -que nos critican ferozmente- han expulsado 110,000 inmigrantes indocumentados.
He leído en los periódicos de ayer que el presidente de Izquierda Unida, (MIU), Miguel Mejía, considera que las organizaciones de derechos humanos se han sumado «a la comparsa» de los que condenan a la RD «por poner orden en la migración ilegal que la azota». Las piedras de la realidad, finalmente, harán levantar los pies de los políticos.
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